sábado, 29 de enero de 2011

¡Premio! ¿A mí?

Carmen, que es una lectora insaciable y escribe tanto en su blog que me tiene acomplejada perdida, tuvo la agradable idea de concederme un premio. He visitado algunos de los blogs a los que han concecido este galardón y me he encontrado con auténticas maravillas.

Carmen, me siento honrada de que me lo hayas concedido, sobre todo viniendo de ti.

Ahora me toca pasar el testigo a otros bloggeros.


little Emily por
reading at the moonlight

Isabel Barceló por


Magda Díaz por
Apostillas literarias

Luciana por
Buscando a Mr Darcy

Margarita Cabezas por
Pintando la vida


Ahí queda eso y yo voy a seguir recuperándome que estoy malita. Sírvame de excusa para justificar mis ausencias.

martes, 11 de enero de 2011

Abril en París, de Michael Wallner

París 1943. Michel Roth, un modélico soldado alemán, es destinado a las oficinas de la Gestapo en París, durante la ocupación. Roth no se cuestiona su papel, es el intérprete que traduce las palabras de los detenidos cuando son interrogados, presenciando por ello desagradables torturas.

Tras el trabajo, y en lugar de ir a los lugares de alterne que frecuentan sus compañeros, él decide vestirse de civil y mezclarse con la sociedad ocupada parisina, adoptando la personalidad ficticia de "Antoine". Cada vez más cómodo con este alter ego, conoce en una librería a una muchacha...

Michael Wallner es actor y guionista. Nació en Austria en 1958 y vive en Berlín. La base narrativa de la novela "Abril en París" me atrajo desde el principio. La idea de una relación romántica entre un soldado alemán y una joven francesa miembro de la resistencia resultaba de lo más interesante. Wallner tenía la mitad del trabajo hecho, la época, los personajes, solo le faltaba hilvanar la historia.

No hago nunca reseña de libros que no me hayan gustado, pero es que este tiene algo diferente a los demás. Me sigue pareciendo que la historia promete y no me ha dejado un gusto del todo amargo. La relación de amor entre Chantal y Antoine resulta muy poco convincente. El personaje de Roth, contradictorio e inestable, sin ideales, incapaz de tomar partido a pesar de ver lo que se hace con los detenidos, se transforma de repente en un superhéroe capaz de soportar lo indecible, las torturas más retorcidas, el más absoluto abandono con la única esperanza de volver a verla. A ella, a Chantal, un personaje prácticamente invisible durante toda la trama, sin contenido, sin chicha, que diría aquél.

Me da la impresión de que Wallner se olvidó de que había un personaje femenino en la historia .

Quizá me atrajo esta novela porque su sinopsis me hizo rememorar "Suite francesa", de Irène Némirovsky, una novela inacabada de la que ya hablé en su día y que me robó el corazón.

miércoles, 5 de enero de 2011

Queridos Reyes Magos...

Hace ya tiempo que nos conocemos y ya sé que esto no va de pedir y pedir sin poner nada en la balanza. De la crisis, no voy a deciros nada porque debéis tener las orejas rojas de tanto tapároslas. Mi carta y mis deseos van compartidos, tienen un poco de deseo y un mucho de esfuerzo.

Ya sé que en los colegios dicen que se debe pedir solo una cosa, hasta ahí ha llegado lo políticamente correcto. Yo les decía a mis niños que pidieran la Luna y que la carta podía ser tan gorda como permitiese el sobre. Ahí está la magia, en que un niño pida lo que quiera sabiendo que no todo lo que pide le va a ser concedido. Los Magos son reyes y ellos deciden, majo.

Empiezo que se hace tarde.

1.- Salud. Sobre todo a la hora de respirar que, mira, es una costumbre que he adquirido con los años y no me apetece dejar de ejercitarla. Hay que ver lo molesto que es estar con el agua al cuello.

2.- Necesito una recarga de voluntad. La que tenía se ha ido gastando y ya me va quedando poquita. Parece que no, pero que poca cosa somos sin voluntad.

3.- Más capacidad de sorprenderme. Esto es más que nada por divertirme, que en la vida si todo te lo esperas es muy aburrida.

4.- Un discurso espontáneo y sin miramientos (en algunos momentos). En palabras de mi madre sería llamar a las cosas por su nombre, aunque su nombre sea el del cerdo, vaya.

Y,

5.- Divertirme escribiendo. Quitar de mi cabeza todo lo que nada tenga que ver con la historia que quiera contar y yo. Al final es lo único que de verdad importa.

Espero que cuando recibáis la presente estéis bien de salud, que vuestro viaje haya sido placentero y el regreso no os canse demasiado.

Aquí os esperaremos el año próximo, aunque no sea el último, con las mismas ganas de ilusionarnos.

Me despido con muchísimo cariño (a pesar de lo de la bici).

domingo, 2 de enero de 2011

... una amiga

-Riiiiiing, riiiiing, riiiiing...
-¡¿Es que nadie va a coger el teléfono?!
-Riiiiiing, riiiiing, riiiiing...
-Está claro que nadie va a cogerlo. ¿Diga?
-Hola, ¿estabas en el ala norte de tu palacio?
-Es que en esta casa nos pegamos por no coger el teléfono.
-Ya veo, ya. Bueno ¿qué tal se te presenta el nuevo año?
-Bueno, dos días antes de coger las vacaciones me puse enferma con unas anginas de caballo.
-No cambiarás nunca.
-Después se me complicó con el asma y ahora me duele el pecho y tengo fiebre. No, no cambiaré nunca.
-Hay que reconocer que tienes una manera muy rara de disfrutar de las vacaciones.
-Lo peor es que no tengo ganas de hacer nada.
-¿Ni de escribir?
-¿Escribir? ¿Y eso que es lo que es?
-Leerás al menos, leer siempre ha sido para ti como respirar...
-Ya, ya, ya.
-Chica, pues si que estás mala. ¿Has comido muchos turrones, al menos?
-Lo justito y ¿sabes qué he descubierto? Que comer adelgaza. Me paso el año tratando de quitarme los cuatro kilos que me sobran y no hay manera. Me olvido del tema y empiezo a adelgazar.
-Eso es el estrés de estar en casa, la familia, ya se sabe.
-Será eso.
-Como no habíamos hablado antes de las vacaciones no sé cómo quedaron las cosas en el trabajo.
-Bien.
-Huuuy, qué mal suena eso.
-Bueno, los últimos días fueron tranquilos, con eso ya me conformo.
-Deduzco que seguiréis con el mismo horario. Eso te pondrá difícil escribir.
-Es lo que hay. Si pudiese vivir sin dormir.
-Mira tú.
-Te voy a dejar que creo que me está subiendo la fiebre y tengo un batería en casa que voy a hacer callar ipso facto.
-Ya hablaremos, guapa.
-Un beso.