viernes, 17 de agosto de 2012

Preguntas y respuestas: Peso cero

Hace un tiempo que le doy vueltas a algo. Recibo muy a menudo correos de lectores. Al principio, he de reconocer, que llegaban muchos más de lectores de Peso cero y sus preguntas eran peliagudas, muchas veces. Después empezaron a llegar también de los lectores de La Tumba compartida y, aunque siempre contesto a todo el mundo, he pensado que quizá habrá quién se haya preguntado esas esas mismas cosas (suelen repetirse las preguntas), pero no se ha decidido a escribirme.

En la entrada de hoy responderé a las preguntas sobre Peso cero y en una próxima entrada, trataré las de La Tumba compartida.


Peso cero:


—¿Peso cero es una novela autobiográfica?

Esta pregunta me la han hecho tantas veces que he perdido la cuenta. Supongo que el hecho de haber vivido una experiencia tan traumática como la de mis personajes, haría que muchas personas se sintiesen más "seguras" hablando de su problema conmigo.

La respuesta es no. Nunca he sido anoréxica ni bulímica, aunque sí sufrí de trastornos alimentarios en la adolescencia. El libro está muy documentado y es una inmersión en la anorexia fruto del respeto y la seriedad, pero no cuenta mi historia.

—¿Peso cero puede ayudarme en mi tratamiento?

Hay personas que me han dicho que se lo había recomendado su psicóloga y que les había ayudado.

Pero, Peso cero, no es un libro de autoayuda. La anorexia es una enfermedad grave, que debe tratarse seriamente. El libro puede ayudar a entender la enfermedad y sobre todo a hacer entender a los que te rodean lo que supone ser anoréxica/o. No siempre es fácil de entender. Muchos padres no están preparados para aceptar que sus hijos no pueden "controlar" el hecho de sentarse a comer y prefieren pensar que lo hacen para fastidiar. La novela puede ayudar a comprenderle un poco mejor.

—¿El tratamiento que sigue Alicia en el convento es un tratamiento real que se ha utilizado alguna vez?

No. La medicina se basa en la idea de que la anorexia es una enfermedad de la mente y en mi novela se sigue esa teoría en la primera mitad del libro. Cuando ese camino no surte efecto toma protagonismo la otra idea, la idea de que es una enfermedad del espíritu, fruto de la insatisfacción, la incapacidad para aceptar la frustración, la poca confianza y estima hacia uno mismo. Pero también de carencias de la sociedad respecto al individuo. Hoy en día funcionamos por mayorías, sin darnos cuenta que esas "mayorías" dejan fuera a mucha gente. 

Todo ese cóctel se mezcla con la comida y lo que en un principio empieza como un "voy a dominar mi voluntad" acaba por "esto me domina a mí". Y se manifiesta y desarrolla de un modo muy similar a una drogodependencia. Lo ideal en estos casos es sacar al paciente de "su mundo" porque, es evidente que, lo que le ha llevado allí, es algo que está en ese mundo al que pertenece.

Hoy en día, vivir en un convento es como vivir en otro planeta. El desarrollo de la vida en un monasterio está marcado por unas estrictas normas y eso es lo que necesita alguien que ha perdido el norte: no tener que pensar en lo que debe hacer. Como dice un personaje en mi novela "cuando tienes que comer, comes".  

—¿En qué consistió la documentación para escribir la novela?

Me infiltré en un foro de Ana y Mía y durante unos meses fui una de ellas. Allí conocí su día a día, sus trucos, sus hábitos. Pero también descubrí sus miedos y sus motivos. Hablé con un médico general, un psicólogo y un psiquiatra. Intercambié correos con una monja de un Monasterio cisterciense del centro de España y, a través de ella, visité a las monjas de Vallbona de les Monges. Ellas me explicaron en qué consistía su vida y pude captar la idea de lo que supone vivir en un convento.

Estas son las preguntas que he escogido de todas las que he recibido. Lo he hecho basándome en un criterio de pura repetición.

También recibo correos de adolescentes que me piden ayuda. Algunas noches me he ido a la cama con el corazón encogido. Pero debo decir que yo no tengo la solución al problema, no soy médico y tampoco psicólogo. Tan solo soy escritora.

La anorexia es una enfermedad terrible porque es de esas enfermedades "mal vistas" por la sociedad. Una vez me dijo alguien que lo sentía, pero que no podía compadecerse de Alicia, que ella no comía porque no quería, mientras en el mundo muchos niños se mueren de hambre. He de reconocer que me dolió ese comentario, pero me ayudó a comprender por qué cada vez hay más niñas y niños que la padecen.

Son invisibles emocionalmente.


Federación Española de Asociaciones de Ayuda y Lucha contrala Anorexia y la Bulimia nerviosas